El afecto es una necesidad básica de los seres humanos. Para crecer adecuadamente, tanto física como emocionalmente, los bebés necesitan ser queridos y consolados. No basta con que vosotros sepáis que le queréis. Los bebés necesitan sentirlo. Y es a través de su cuerpo como lo perciben, cuando atendéis con prontitud a sus necesidades básicas y cuando lo mantenéis en contacto con vosotros (las mochilas, bandoleras o pañuelos son una ayuda casi imprescindible en los primeros meses).

Es fundamental atender las necesidades afectivas de los bebés y niños en los primeros años de su vida, ya que condicionará el progreso de su personalidad, de su afectividad y su desarrollo cognitivo. Un bebé que es amado y consolado, aprenderá a amar y a consolar; pero, además, sentirá que puede confiar en los demás seres humanos y que él mismo es una persona digna de ser tenida en cuenta. Así, irá construyendo una adecuada imagen de sí mismo y una saludable autoestima.

Actualmente se sabe que el bebé establece vínculos con todas aquellas personas cercanas que se ocupan de cuidarlo, aunque lógicamente tiene preferencias, y suele elegir a la madre para ser consolado o alimentado y al padre para jugar. Cuidar adecuadamente a vuestro hijo os podrá resultar cansado en muchas ocasiones, sobre todo al principio, cuando parece que no hay tiempo para nada. Es otra de las razones por las que es necesario que os impliquéis ambos, como pareja, en el cuidado de vuestro hijo. Como contrapartida a la “dedicación exclusiva” que exige un bebé, la sonrisa y el amor de vuestro hijo recompensarán con creces toda vuestra dedicación.